03 agosto 2006

CON EL AGUA AL CUELLO (Y MAS ALLA)

Con los libros, como con muchas otras cosas, no siempre se acierta. Y lo malo de eso es la cara que se te queda cuando se trata de un autor más o menos recomendado del que aún no has leído nada. Fácil resulta que te desinfles ante semejante adversidad. Y eso es, a grandes rasgos, lo que me ha pasado después de leer “El mundo sumergido” de J.G. Ballard.
No sé de dónde saqué la idea –errónea- que las novelas de Ballard son básicamente acción trepidante ambientada en el futuro. Y sí, algo de acción hay pero no es la tónica. Leyendo la contraportada creí –erróneamente- que sería una novela de personajes y no es que no lo sea –exactamente- porque haberlos haylos. Pero cualquiera los entiende, a ellos y a sus neuras arqueopsíquicas que, poco o nada, quedan explicadas. Lo que si es cierto es que te queda claro que tanto calor le fríe los sesos al más pintado. Y es que, en realidad, debe de tratarse de la evolución del hombre hacia la locura por culpa del intenso calor que reina en la Tierra después de que esta se inunde y vuelva de regreso al triásico.
La novela narra la historia de varios personajes en el devastado mundo que es la Tierra después de haber quedado inundada gracias –o por culpa- de una catástrofe ecológica que ha convertido a los polos en cubitos derretidos. Las ciudades yacen bajo el agua, con los rascacielos y edificios más o menos altos (o que están situados en terreno más alto) sobresaliendo como islotes de cemento. Todo es un gran conjunto de lagunas, lagos, canales, ríos y mares donde la vegetación crece desmesurada y tropicalmente, las iguanas proliferan y los mosquitos, si te pican, te dejan un buen boquete.
La mayoría de habitantes humanos que aún aguanta tanta humedad se ha refugiado al norte del planeta, donde aún se puede soportar la temperatura. Quedan muy pocas personas por debajo del círculo ártico, casi todos ellos saqueadores y gente de mala catadura en general. Y un destacamento de soldados e investigadores que no queda demasiado claro a lo que se dedican, aparte de pasearse en helicóptero. Quizá porque lo que hacen o dejan de hacer es relativamente intrascendente en la historia que el autor pretende contarnos.
Hasta ese punto, salvo algún detallito, la historia funciona más o menos bien, y que es lo que se espera después de leer la contraportada. Pero cuando comienza el tema de los sueños y la regresión arqueopsíquica la cosa se va yendo a pique y empiezas a leerla cogida con pinzas. La llegada del estrambótico Stragman parece que va a animar el cotarro acompañado de su banda de desarrapados porteadores, pero es mera ilusión.
Los personajes secundarios están desdibujados por lo que su interacción con los protagonistas (básicamente Stragman y Kerans, los antagonistas) es más bien pobre. Beatrice, la única mujer con algo de protagonismo en la novela, es un personaje florero con apenas personalidad de la que hablar. Bodkin, un secundario sin pretensiones, y Riggs, un personaje tópico hasta la médula.
En definitiva, una lectura que defrauda por las expectativas que crea y poco refrescante para el veranito. Después de terminar el libro busqué algo de información para redondear mi opinión y la encontré. La novela es tachada de experimento fallido como mínimo.
Quizá no me equivoqué con el autor, me gustaría pensar así, sino con la obra elegida. En todo caso, está por ver y supongo que le daré otra oportunidad. Al fin y al cabo, parece ser que esta fue su primera novela y cabe la posibilidad de que, después se enmendara y escribiera algo mucho mejor.

Próximamente: "Las sirenas de Titán".

8 Comments:

At 8:12:00 p. m., Anonymous Anónimo said...

Siempre he pensado que la ciencia ficción es un género difícil porque de alguna manera el escritor debe tener una base científica para no hacer el ridículo relatando estupideces. Y sobre las contraportadas... realmente hay editoriales que prestan muy poco cuidado a este apartado (Siruela, por ejemplo) y suelen ser un desatino.

 
At 1:08:00 p. m., Blogger escritor1 said...

¡Vaya con Ballard!
Este escritor, verdadero creador de la "New Age" de la Ci-Fi, no es precisamente un escritor "de acción". Craso error. La suya es una ci-fi psicológica y nada fácil de digerir, repeta de símbolos y metáforas aterradores. Y si encima te lees su primer tocho (de hecho creo que fue el segundo, después de "El huracán cósmico"), uno de los menos conseguido, peor me lo pones.
En realidad, yo siempre he considerado a Ballard como uno "no-autor" de Ci-Fi. Para él este género es una excusa donde explicar sus miedos: hecatombes, el despertar a una pesadilla (hermosa contradicción) que representa la industrialización sin sentido del siglo XX. Ballard es pesimista, tal vez por su infancia pasada en la guerra, bellamente descrito en tal vez su mejor novela: "El imperio del sol". Luego se iría alejando progresivamente del género, porque yo sigo creyendo de "Crash" ya no es ci-fi. ¿O alguien lo cree?
Autor interesante, pero muy pesimista y obsesivo, profeta de desastres, campeón de las metáforas, nada fácil de leer. Digamos que es una especie de Freddy Kruguer que acecha en el sueño del avance tecnológico.

 
At 10:45:00 a. m., Anonymous Anónimo said...

Después de lo que ha dicho escritor 1 del autor difícil defensa tiene pero yo piensto que a todos los autores en un momento dado de su carrera se les va la pinza y escriben algo extraño. Siempre hay que dar una segunda oportunidad aunque normalmente cuesta.

 
At 1:15:00 p. m., Anonymous Anónimo said...

Yo me terminé hace pocos días El Imperio del Sol, que me decepcionó, y me estoy leyendo ahora The Kindness of Women, segunda parte del Imperio del Sol, que es muy irregular, a ratos agradablemente descriptiva y a ratos una comedura de olla pesada y lenta. No pienso volver a leer nada de Ballard, y estoy tentada de dejar The Kindness a la mitad.

 
At 6:04:00 p. m., Blogger escritor1 said...

Ejem, sólo puedo añadir que para leer a Ballard tal vez primero hay que fumarse un porro... ;-) No es que escriba mal, al contrario, pero se da ciertas ínfulas de "qualité" que a mí al menos me irritan. Es un tipo de literatura que te entra o no, sin que exista el término medio. Tal vez sea injusto, pero yo etiquetaría esta forma de escribir como pomposa. A quien le guste, estupendo. Sin ir más lejos, yo prefiero a Christopher Priest.

 
At 2:17:00 p. m., Anonymous Anónimo said...

Está claro que para el siguiente título debes pedir aquí la opinión si no estás segura de lo que vas a leer; yo no te ayudaré mucho, pero visto lo visto si lo hubieras mencionado antes creo que acababas por no leértelo. De todos modos siempre es bueno leer a alguien que te pueda interesar, al menos una vez, para tener tu opinión y comprender mejor así los comentarios y consejos que te puedan dar.

 
At 7:19:00 p. m., Blogger escritor1 said...

¿Y por qué no va a poder leer lo que quiera sin pedir permiso, ein? Yo la animo a que se zambulla en todas las obras que desee sin oir consejos ni opiniones de nadie, pues cada cual tiene sus gustos. Luego, maravilla de las maravillas, nos escribe unos comentarios realmente interesantes de los que aprendemos mucho. Que a mí, o a otros, no me guste una obra no quiere decir que a ella, o a otras, no le vaya a gustar. Puede que su visión sea diferente y descubra detalles que a los demás se nos pasen por alto. La prueba son sus comentarios tan certeros, que invitan a la reflexión. ¡Adelante, Sus, sigue deleitándonos con tus comentarios!
Por cierto... ¡FELIZ DIA DE TU SANTOOOO!
Aquí es cuando canto "Susanita tenía un ratón" en plan salmodia. ¡No te quejes si llueve! :-D

 
At 3:45:00 p. m., Anonymous Anónimo said...

Eso tú te tragas las castañas nos avisas y nos las ahorramos ja, ja, ja,. Besos

 

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