12 julio 2006

LA JOVEN DE LAS ESPECIAS

Mezclar Oriente y Occidente siempre resulta atractivo. El misticismo de una parte contrasta con el pragmatismo de la otra. Precisamente en la última película de Aishwarya Rai, la actriz hindú más conocida en Occidente y poseedora del título de Miss Mundo, es lo que pretende. Y casi lo consigue. Lástima que tanto el cine de Hollywood como el de Bollywood se empeñen en edulcorar la vida, porque de otra forma hubiera sido un buen drama romántico de choque de culturas, pero la cosa se queda en drama romántico. Y punto. Es una verdadera lástima que no os pueda contar el final porque, precisamente este es el que me defraudó y no el resto de la cinta que, a pesar del ritmo lento de muchas de sus escenas, es muy entretenida y agradable. No es una gran película con mayúsculas, pero es una película amable, que se deja ver y que transmite una sensación refrescante. Quizá las “pócimas” de especias de Tilo juegan su papel inconscientemente, con el color que emanan y el poder oculto que se les adivina.
El argumento de la película parte del ya trillado “chica conoce chico”, donde la hermosa Tilo tiene que enfrentarse a las fuerzas misteriosas que la encadenan a una vida amorosa inexistente. Ella es una maestra, una servidora de las especias cuya vida está dedicada a ellas de la forma más devota. Tilo no parece tener problemas en cumplir las reglas hasta que tropieza con el chico de la peli que, por cierto, no está nada mal y lógicamente una comprende porque a Tilo se le va el santo al cielo después de conocerlo. Es que estas cosas pasan.
Tilo no puede tocar la piel de otro ser humano, no puede salir de su exótica tienda y no puede desear nada para si misma, tiene que estar despojada de deseos propios y jamás podrá utilizar los poderes de las especias en su propio beneficio. Tilo jamás toca la mano de ninguno de sus clientes, a pesar de mantener un contacto cercano y amistoso con ellos, que ya son visitantes fieles de su bazar. Tilo nunca sale de su tienda y contempla el exterior a través de la cortina de cuentas de la tienda o a través de la vida de sus clientes. Con su don con las especias, Tilo arregla las vidas de mucha gente: una receta para seducir a la chica por la que suspira un profesor de artes marciales, un trocito de canela para un chaval con problemas de adaptación… Cada persona tiene su propia especia, cada especia soluciona una necesidad y Tilo se encarga de adivinar el deseo o la necesidad y preparar lo que resulta adecuado. Pero por mucho que luche para reprimir su propia necesidad, se niega a utilizar la especia que devolverá las cosas a su sitio.
Así pues tenemos un argumento típico con todos los ingredientes salpimentados y emperejilados (especialmente “emperejilada” va Tilo, que estrena un sari para cada ocasión) y una hermosa historia de amor. Pero seguro que el final que yo le propuse a mi amiga a la salida (con la que me reí un montón diseccionando la película) hubiera sido más impactante. Y como le dije a ella, en la vida real ella hubiera regentado un “Todo a 100” y él hubiera trabajado de albañil.

9 Comments:

At 4:07:00 p. m., Anonymous Anónimo said...

Lo bueno del cine es que no todo tiene que ser real. Se puede soñar.
Yo no soy una experta y me encantan los finales felices aunque quiten realismo a la peli. Yo voy al cine a soñar porque para realidad ya tengo la prensa gratuita. Lo sé, soy una pastelosa romanticona incurable que a veces hasta me empalago a mi misma.

 
At 8:39:00 p. m., Anonymous Anónimo said...

Pues yo, si es para soñar, prefiero hacerlo en la cama... Manías.

 
At 9:41:00 p. m., Blogger Suskiin said...

Que conste, antes de nada, que la peli me gustó, pero quizá me pareció todo demasiado fácil. Porque una cosa es que yo sea una romántica y otra distinta que, a veces, me de la impresión de que dilapidan los happy ends, que se prodigan demasiado y, aunque sea una peli, a una le gusta cierto realismo dentro de un orden. La peli tiene momentos muy tiernos y románticos, momentos de dramatismo (aunque un pelín fríos desde mi punto de vista) y es una peli romántica.
Se puede soñar en la cama y se puede soñar despierto. Lo más importante es saber donde comienza el sueño y donde la realidad (para no confundir más que nada).

 
At 10:10:00 p. m., Anonymous Anónimo said...

Dormilonnnnnn.....

 
At 10:16:00 p. m., Anonymous Anónimo said...

Hay cine de muchos tipos. Este es de evasión, como tantas otras pelis americanas con final feliz. Sin embargo en las pelis románticas creo que cabe el querer transmitir algo más. Vamos, no estorba querer proyectar una idea en el entorno sentimental. En las pelis de Van Dame o james Bond, pues como que no es necesario evocar. Ya nos lo dan todo masticado.

 
At 10:39:00 a. m., Anonymous Anónimo said...

¡Mmm! Sí que soy un dormilón, sí. Y no le veo la importancia en saber dónde acaba la realidad y comienza el sueño, o viceversa. La cuestión es disfrutarlo...
Por cierto, yo me sé de una chica que despotricaba contra "Solaris", la buena, la genial, la rusa. porque... era leeeeenta. ¡Y a hora nos canta maravillas de otra peli leeeenta! ¿Qué ha pasado? ¿Pero si en casa nunca pide otra taza de café? Inspiración y cantemos un salmo. :-D
¡Qué malo soy!

 
At 1:49:00 p. m., Blogger Suskiin said...

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At 1:52:00 p. m., Blogger Suskiin said...

Señor Punjatripes1 (jolín, lo que me ha costado escribir el nombre!) creo que la diferencia entre dormir y estar despierto es importante, más que nada porque una vez soñé que me vestía y luego desperté y ¡era tardísimo! así que prefiero saber donde empieza una cosa y termina la otra, pa no llevarme chascos inútiles.
Pues sí, despotriqué de Solaris-tovarich porque era muy lenta, pero la he visto dos veces (la segunda porque me clapé en la primera y soñé... con George Clooney?). Esta es lenta, por su ritmo pero no porque se pasen chorrocientos minutos conduciendo por una ronda de asfalto y cemento, aunque tiene su momento de "chica-vestida-con-sari montada en moto con casco negro de paquete detrás del chico guapo con casco negro también" (para que luego no se diga que había escena de autopista y lo omití). Por cierto ¿cómo se las arregla para montar en moto con un monísimo sari, toda compuesta, sin que vaya enseñando las cachas?
Por cierto, yo soy de segunda y tercera taza de café!
Quizas es que, como Garson, le pido a la peli un poco de intención transmisora, que no sea "chica-guapa-que-tiene-prohibido-todo se salva de todo eso al conocer al tio bueno de la peli". Que es que arreglan todo de un plumazo y ¡hala! a disfrutar del mega-pisazo del chaval, de una vida guay-del-paraguay y encima, sigue siendo la señora de las especias, y casi sin consecuencias (sólo un chichón, que no chinchón).
Hoy he descubierto que hay un libro de la película, de Chitra Baherjee Diva Karuni (y lo he escrito de carrerilla, ea!) titulado "La señora de las especias" (Colección Biblioteca Oriental nº 6)

 
At 6:05:00 p. m., Anonymous Anónimo said...

¿Mande? De tu mega-chachi-toma-zasca-pumba mensaje, jejeje, lo único que he entendido es que tomas dos y hasta tres tazas de café. :-D
Eso y que te ha gustado la peli, claro... ¿Dónde la proyectan, por cierto? Y ya nos dirás si el libro vale la pena. El títlue es... "La señora de los despacios", ¿verdad?
Ej que hoy estoy guasssón...

 

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